Los últimos días del verano, coinciden con el inicio de las vendimias en el hemisferio norte. Desde la segunda quincena de agosto, las variedades de uva blancas empiezan a cosecharse progresivamente, continuando con las tintas hasta casi alcanzar el mes de noviembre. Aunque el inicio de la vendimia suele ser bastante regular, la duración, fluctúa considerablemente en base a la meteorología que cada año acompaña este periodo, lo que unido al ciclo meteorológico anual, hace cada vendimia sea distinta y única.
Los factores que afectan y rigen el cultivo del viñedo y por tanto la época de vendimia, podemos dividirlos en función de si se tratan de condiciones permanentes, modificables o aleatorias. Las permanentes tienen que ver con aquellas decisiones que no son modificables en el tiempo, como son la variedad de uva, la localización del viñedo o su orientación dentro de la parcela, son las que son y no pueden alterarse. Las modificables son aquellas que tienen que ver con las acciones que el viticultor ha ido realizando a lo largo del ciclo del viñedo, que alteraran de forma dirigida el comportamiento del mismo y que culminan con la decisión de la fecha de vendimia. Pero llegado este momento, el factor más determinante sin duda es el de carácter aleatorio, el que tiene que ver con la climatología y que afectara directamente en la fecha y calidad de la vendimia.
Este año al igual que el pasado, el sur de Europa, el área mediterránea principalmente, ha sufrido una pertinaz sequía que condicionara la calidad y cantidad de esta cosecha. Sin embargo, la falta de lluvias también tiene sus ventajas, un clima seco protege las vides de las principales enfermedades del viñedo: mildiu, oidio y botrytis (Plasmopara vitícola, Uncinula necátor y Botrytis cinerea) por lo tanto aunque se trate de una cosecha escasa, podemos esperar una cosecha de gran calidad. Si además unimos que tras un verano abrasador, el mes de septiembre coincidiendo con la época de vendimia nos está trayendo días soleados y noches frías, alcanzándose en las principales regiones vitivinícola la tan ansiada inversión o amplitud térmica que favorece el desarrollo de la maduración fenólica, lo que nos hace esperar como resultado uvas de optima calidad enológica con alta concentración de color y complejos aromas.
Desde principios de agosto, estamos pendientes del cielo, la uva empieza a madurar y es sensible a cualquier alteración, el exceso de calor, el exceso de frio, la sequia, una fuerte tormenta, apenas queda margen para que la planta se adapte a las condiciones ambientales, su único objetivo es alcanzar la madurez del grano de uva. Te levantas pendiente del parte meteorológico y te metes en la cama igualmente pendiente. El potencial de la vendimia es fruto del ciclo completo anual, pero el último mes previo a la vendimia es el responsable de la calidad final. Recorremos los viñedos observando su evolución, tratando de percibir su sentir, tomando muestras de las uvas para analizar la evolución de sus principales parámetros, grado probable, acidez, color, etc. Pero quizás más importante aun que el análisis del laboratorio, es el análisis sensorial, la cata de las propias uvas tanto en el campo como en la bodega, nos indicara en que punto de madurez se encuentra la fruta, que sabores está alcanzando, de esa forma y en paralelo con los datos del laboratorio, se decidirá la fecha de vendimia. Ya solo queda esperar un día más para poder ver como de nuevo la uva entra en la bodega casi un año después.
Un saludo
By 2Vinos